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Invierte con seguridad

3)🧭 ¿Cómo saber en qué invertir al llegar a los 65 años?

  • Foto del escritor: Golmark Perú
    Golmark Perú
  • 8 ago
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 12 ago

A.   🏠 Asegúrate de tener un lugar donde vivir

Contar con un techo propio no es solo comodidad, es estabilidad emocional y económica. Las dinámicas familiares cambian con el tiempo: nacen nietos, crecen nuevas obligaciones, surgen divorcios, separaciones o simples distancias emocionales. Hoy puedes contar con alguien. Mañana, quizás no.

Invertir primero en tu hogar —en donde vivas tú, bajo tus propios términos— te da la tranquilidad de saber que, pase lo que pase, nadie decidirá por ti dónde estarás. Evita construir o mejorar espacios que no te pertenecen. Lo tuyo, que sea realmente tuyo.

 

B.   🚫 No cumplas sueños ajenos con todo tu capital

Si tienes un negocio propio, te apasiona tu actividad profesional, y tu familia desea continuar con ello: adelante, invierte en lo que conoces. Eso puede fortalecerte y hacerlos crecer juntos.

Pero si lo que te proponen es apostar por el proyecto de otro, especialmente de hijos o familiares que aún están iniciando, ten mucho cuidado. Lo que hoy se dice en familia, mañana puede no sostenerse. El hijo que recibe tu apoyo financiero puede tener luego prioridades que ya no se alinean contigo. Y tú podrías terminar sin capital y sin respaldo, dependiendo de una pensión conjunta, una ayuda voluntaria o una propina emocional.

Invertir en sueños ajenos no es malo... pero no debe ser tu única estrategia.

 

En este punto deseamos compartirte la experiencia del mayor de nosotros, sin contarte la novela pero si dándote un buen resumen que te ayudara:

👨‍👩‍👧‍👦 Reflexión de un padre a otro: el negocio, los hijos y el futuro

¿Tus hijos se encargan hoy? Si la respuesta es afirmativa, entonces sabes que puedes embarcarte en un negocio con ellos—ya sea la continuidad de un emprendimiento propio o un sueño que ellos han concebido y tú deseas respaldar. Eso habla de una familia nuclear sólida, unida por el afecto y la reciprocidad. Significa que, cuando él se case, tú seguirás siendo parte de sus prioridades. Habrá cambios, naturalmente, pero el negocio será de ambos. Tú estarás inserto en ese futuro como familia, no como espectador.

Pero si la respuesta es no, o si dudas al responder... cuidado. No todas las familias conservan el mismo grado de cohesión. El hecho de que tú le hayas dado todo a tu hijo no garantiza que él te lo devuelva en igual medida. Incluso, desde una perspectiva natural, tú le das para que se defienda en la vida, no para convertirte en su carga. Y eso lo pensamos todos los que hemos criado con amor y disciplina.


Con el tiempo, pasamos a ocupar un rol distinto: el del consejero, el facilitador silencioso, disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, aunque no siempre se acuerden de uno. La madre, por su parte, conserva la ilusión, se convierte en el alma de los engreimientos y en el corazón de los nietos. Pero hay hijos que, lamentablemente, se desentienden de sus padres, a veces influenciados por la pareja. Y eso se nota desde el principio.

Dicen que uno no se casa con la familia, pero quienes ya hemos cruzado el umbral de los 60 sabemos que eso no es del todo cierto. Los gastos, las preocupaciones, los hijos... todo eso nos involucra. Y muchas veces, los padres pasamos al segundo plano, esperando apoyo, consideración, incluso cuando hemos sido parte activa del negocio, aportando el capital que nos costó toda una vida reunir. Incluso a veces termina con conflictos.


A veces lo vemos antes, otras veces lo entendemos después. La madre mantiene la esperanza, pero llegará el momento en que querrás volver atrás y pensar en ti, en tu esposa, en lo que fue. Y aunque parezca egoísta, cuidar de uno mismo no es solo prudente, es necesario. No se trata de desconfiar, sino de no exponerse demasiado pronto. Porque al hacerlo, no solo te arriesgas tú, sino que puedes convertirte en una preocupación para tu hijo, o peor aún, en un obstáculo para su crecimiento. Los temas de salud, los controles, la presión, el azúcar.

Recuerda: tiempos difíciles forjan hombres fuertes, y tiempos fáciles pueden engendrar momentos difíciles. No le quites a tu hijo la oportunidad de superarse por haberle facilitado demasiado el camino. El equilibrio entre apoyo y autonomía es el verdadero legado.

 

C. ⚖️ Diversifica si tienes mucho. Prioriza si no.

Si cuentas con capital amplio, distribuye: entre salud, liquidez, ahorro y renta. Si el capital es más limitado, enfócate. Paga deudas, busca un seguro médico que complemente Seguro Salud  si no tienes EPS, y asegúrate de tener un fondo disponible para emergencias.

 

Recuerda que puedes atenderte y  es útil en muchos casos, pero no siempre responde con rapidez en situaciones médicas urgentes. Infórmate sobre planes de salud alternativos y accesibles para jubilados. Mantén una reserva líquida, y elige con serenidad los instrumentos que realmente entiendes y te dan tranquilidad.

 

Lo más importante: no delegues tu bienestar por completo a nadie, ni siquiera por cariño. Es bueno compartir decisiones con tu pareja, pero que ambos tengan claro que los tiempos y prioridades cambian. Lo que hoy se acuerda en familia, mañana puede ser visto distinto.

 
 
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